Y aquí estoy de nuevo, bolígrafo en mano.
intentando desentrañar el laberinto de mi cabeza, al cual entré
y tiré la llave antes de que se cerrara la puerta.
Intenté comprender si es estupidez o locura el motor que determina mis actos,
y que a menudo me llevan a perderme.
No comprendo la brújula que orienta mi vida.
Quizás sea por que no tengo destino al que apuntar.
Así que aquí estoy de nuevo, arrojando pensamientos a la tinta.
Me siento mejor cuando mi cabeza esta vacía.
De esta manera el amor no acelera mi corazón ni satura mis pulmones.
La tristeza no clava con sus lagrimas los clavos en el ataúd de mi felicidad.
Y al no tener felicidad no tengo miedo a perderla.
Escondo mis pensamientos y no marco la X en el mapa,
con la suerte de olvidar donde se encuentran.
Aunque da igual si lo olvido o no,
por que siempre me acabo tropezando con ellos.
Y el amor vuelve a acelerar mi corazón y a saturar mis pulmones.
Y la tristeza vuelve a derramar sus lagrimas.
Y tiemblo de pensar en no poder volver a ser feliz.
Y de nuevo, vuelvo a tener que arrojar mis pensamientos a la tinta.

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